El pasado mes de julio pudimos disfrutar de la
décima edición de Pirenostrum, la Feria Pirenaica de Luthiers. Hace dos años os puse la crónica de la novena edición, que tuvo lugar en julio de 2014 (podéis verla
en este enlace).
Este año volvimos al lugar del 22 al 24 de julio, una vez más y como de costumbre, en los
recintos de entrada a las casas del casco antiguo de Boltaña (Huesca).
Como decía en
su página web,
es la mayor feria estatal del
sector de la construcción de instrumentos tradicionales, propiciando el
encuentro personal de los amantes y profesionales de la música
tradicional, con los mejores constructores. Una magnífica ocasión
para todos aquellos que quieren adquirir un instrumento musical
exclusivo. Es uno de los acontecimientos culturales más relevantes de
Boltaña, pues cuenta con la participación directa de un
gran número de vecinos, que son los que hacen posible la puesta en
escena de este
evento tan sorprendente.
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Rabeles y otros instrumentos de José Luis Reñón. |
La feria se desarrolla en el casco antiguo de Boltaña, uno de los más voluminosos del Pirineo aragonés y que conserva su
configuración y su arquitectura tradicional, acogiendo a los expositores
fabricantes de instrumentos musicales, los luthiers, que exponen durante todo
el fin de semana en la parte baja de las casas, y aprovechan para mostrar las
características de los instrumentos que construyen a cuantos visitantes se
desplazan hasta Boltaña para interesarse por estas piezas, algunas de ellas
auténticas joyas de la artesanía y la música tradicional. Patios, bodegas y pajares son el ambiente
que propicia un toque de magia al encuentro entre los expositores, sus
instrumentos y los que visitan la feria.
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El luthier de zanfoñas nos hace una demostración. |
Durante la feria, los sonidos invaden todos los rincones de
Boltaña. En la calle se realizan actuaciones de grupos musicales, los
escenarios de las plazas toman el protagonismo, y
dentro de la iglesia se desarrolla una programación con actuaciones que
necesitan de ese recogimiento para disfrute de los músicos y del público
asistente.
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Reproducciones de rabel y zanfoña medievales. |
Es un encuentro obligado para todos los amantes de la música tradicional, para todos los profesionales del
sector, y para todo aquel que tenga la curiosidad de adentrarse o conocer un
poco más este fascinante mundo de los sonidos y de quien los construye.
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Cartel con el programa. |
Os dejo aquí algunas fotos más para que disfrutéis como hicimos nosotros del ambiente mágico que se crea y la diversidad de instrumentos disponibles, recitales y demostraciones.
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Demostración de buen hacer. |
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Con Mimi San Emeterio y José Luis Reñon, en el puesto del primero. |
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Alberto Redondo nos muestra su arte y la calidad de sus rabeles... |
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...y una clienta hace una prueba, como si fuera un violín. |
Además del bullir de artesanos, músicos y visitantes en los patios y bajos de las casas, también había numerosas actividades por las calles y plazas:
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Instrumentos de viento artesanos. |
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Gaita de Languedoc (sur de Francia). |
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Banda de gaitas de boto aragonesas tocando por las calles de Boltaña. |
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La Orquesta del Fabirol haciendo una demostración de chiflo y salterio aragoneses. |
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Bailes espontáneos por la calle. |
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Txalaparta en pizarra. |
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Durante el baile de paloteo rompieron varios, pero ya lo preven y traen repuestos. |
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Los Titiriteros de Binéfar, con su público asiduo de todas las edades. |
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Disfrutar de la música es tan fácil como esto. |
¡Hasta el próximo Pirenostrum, en julio de 2018!
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