Empiezo dejando estas que escribí el mes pasado:
Cómo se toca el rabel
Cómo se toca el rabel, / algunos me han preguntado,
si me lo pongo en medio / o quizás en el costado;
pues mira que lo intenté / y ninguna me ha gustado,
por eso al final he dicho: / me lo pongo en este lado.
En el centro lo intenté / y me resultó forzado
eso de apretar las piernas / para poder sujetarlo;
que dos cuerpos nunca ocupan / a la vez el mismo espacio,
y el instrumento no es menos; / ya sabéis de lo que hablo...
Aquella mala postura / poco tiempo me ha durado,
y por eso yo no entiendo / a los que tocan sentados
apretando bien las piernas / como si guardaran algo,
pues el cuerpo aguanta poco / un dolor tan inhumano.
Volviendo a la posición / del rabel en el costado,
también resulta difícil, / porque hay que girar la mano,
y la muñeca no puedo / torcerla muy demasiado
para que lleguen los dedos / en el mástil más abajo.
En el lao de la derecha / me pilla un poco girado,
y además, por convicción, / tiro más al otro lado,
que también es importante / y esto hay que tenerlo claro:
cada uno, sus ideas, / las defiende de buen grado.
Así que ya lo sabéis / porqué toco en este lado,
apoyándome en el muslo / y sentao ahorcajado,
con el instrumento suelto / y el arco bien agarrado,
para tocar el rabel / no hace falta más tinglado.
Y con esta me despido, / espero os haya gustado,
y que más de uno se anime / algún día a tocarlo,
sobre el muslo, en el medio / o incluso en el costado,
lo importante es que el rabel / siga siempre a nuestro lado.
Enrique Díaz, Octubre de 2013
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